Después de soportar un periodo de lluvias tan continuado con miles y miles de litros corriendo por las calles, por los campos, por las ramblas y por los ríos, alguno había pensado que hablar de sequía iba a estar fuera de lugar.  No es así,  el agua que ha caído durante todo lo que llevamos de 2025 y algunas nubes que descargaron a partir de octubre del año pasado,  apenas se han dejado notar en las reservas hídricas que tiene la Región de Murcia para empezar a hablar de que la sequía no nos va a afectar a corto plazo.

Analizando los datos que han dejado las precipitaciones de este otoño-invierno la conclusión más clara que obtenemos es que son necesarias obras para conseguir agua; obras como las que se vienen haciendo desde hace tiempo para reutilizar aguas depuradas y obtener más líquido elemento de la desalación, de lo contrario va a ser imposible tener las cantidades necesarias para todo lo que consume la Región de Murcia, tanto en el campo como aquello que se destina a consumo humano.

Las cifras son más que elocuentes cuando podíamos pensar que iba a sobrar agua después de ver todo lo que ha acontecido en Lorca, en Águilas y en otros puntos de la geografía murciana.

Nos encontramos con que tan solo hay cincuenta hectómetros cúbicos disponibles para toda Murcia, o lo que es lo mismo, un 33.78 por ciento del total que se puede acumular en los embalses de la Región,  que vienen a ser 148 hectómetros cúbicos.  La media de los últimos diez años en Murcia ha sido de 42 hectómetros cúbicos de agua,  en este año y después de las copiosas lluvias que nos han dado unas inquietantes imágenes de inundaciones y de destrozos a causa del agua, tan solo contamos con 8 hectómetros cúbicos más que esa media citada anteriormente.

Si echamos mano al resumen histórico podemos ver que la falta de agua es un problema de antaño de esta tierra, en 1990 del siglo pasado se consiguió la mejor cifra de los 20 años posteriores.  Fue en 2013 cuando se llegó a una cifra de 65 hectómetros cúbicos de agua gracias a las lluvias que habían caído en ese año y, posteriormente en 2020, se rozaron los 80 hectómetros cúbicos como la mayor cifra de agua acumulada desde 1989.

Todo esto evidencia que depender del cielo no es una solución para esta Región y que son muy necesarias las obras de infraestructuras hídricas. Es necesaria la desalación y afinar mucho en el consumo para hacer un uso eficiente del líquido elemento. Es la única forma de asegurar un suministro sin tener que depender de trasvases que nunca llegan en periodos de sequía que muchas veces se muestran muy agresivos y nos hacen dudar de la capacidad que tenemos para producir nuestras frutas y verduras.

La lluvia ha aliviado en parte esa sequía que siempre nos viene mal, pero no ha sido la solución a la falta de agua que padecemos en esta Región y en los últimos 35 años tampoco lo ha sido si analizamos con detenimiento el histórico de precipitaciones y de agua embalsada.