Las organizaciones agrarias ya han puesto el grito en el cielo haciéndose eco de la queja que han manifestado los agricultores franceses.  Parece que lo que es una genial idea para el ministro de Agricultura no lo ven con los mismos ojos los productores de estos dos países, tanto España como Francia. Desde las propias organizaciones agrarias se sospecha que esto es una nueva “trampa” para conseguir que otros sectores económicos españoles terminen abriéndose mercado en el vasto continente americano con más de 250 millones de consumidores disponibles para recibir coches eléctricos, tecnología, energía solar y, en definitiva, posibilidades para la industria en detrimento de la agricultura.

¿Por qué se han manifestado en contra las organizaciones agrarias? Simplemente porque ya están acostumbradas a que las engañen con los mismos argumentos. Es de todos sabido que cuando Europa se dispuso a ayudar a los países del Tercer Mundo eligió la agricultura como el sector fundamental para que estas comunidades africanas empezaran a salir adelante.  Aquella propuesta no sólo no consiguió quitar el hambre en África, sino que derivó en un empobrecimiento de zonas agrarias europeas que siguen luchando por una rentabilidad que no tienen.

Por otra parte, los acuerdos comerciales que se han establecido con los países del norte de África han sido realizados para favorecer otros sectores perjudicando a la agricultura española. Hay que recordar que el cupo de pesca que tiene España en aguas africanas se debe fundamentalmente a los favores que la Unión Europea le hace a los productores de tomate para que puedan vender su mercancía en los más importantes mercados europeos.  “La guerra” por el tomate dura muchísimos años y lo peor de todo es que hay tratados que no se cumplen y nadie vigila para que los cupos que están establecidos en los mismos terminen siendo objetivos y reales.

Posiblemente esta falta de seriedad por parte de las más altas autoridades europeas sea lo que realmente está provocando unas protestas que van encaminadas a evitar una nueva estafa de las autoridades propias en favor de países terceros.

Cuando lleguen barcos cargados de melones procedentes de Sudamérica no va a ser lo mismo vender la producción de Murcia, la de Almería, la de La Mancha o la de Sevilla que si estos cargamentos no llegasen. No sabemos en qué nos beneficia que lleguen estos melones procedentes de Sudamérica, posiblemente lo único positivo es que quien fabrica coches eléctricos los pueda comercializar en Colombia, Argentina, en Chile o en cualquier otro país que pertenezca a Mercosur. El ministro de Agricultura, Luis Planas, defiende este acuerdo con mucho entusiasmo, pero no sabemos muy bien esa alegría que demuestra a qué se debe cuando simplemente este acuerdo lo que hace es incrementar la competencia a los productos que se están cultivando en suelo europeo, en suelo español y en suelo murciano.

¿Estamos a las puertas de soportar un nuevo susto que afecte al campo?

José Antonio Gutiérrez