Hace tres décadas, aunque en España se consumía de manera habitual, en el resto de países de Europa la sandía con pepitas solo gozaba de cierta popularidad entre algunas minorías étnicas. Era considerada una fruta incómoda de comer, debido principalmente a la presencia de pepitas negras.

En los 80, se realizaron algunas investigaciones que ya arrojaban resultados interesantes en la línea de sandías “sin semillas”, con pepitas pequeñas, blancas y blandas que apenas se notaban al comer. La cooperativa agroalimentaria Anecoop decidió apostar por este producto, viendo una oportunidad para ofrecer al mercado una novedad atractiva, y a sus socios agricultores una alternativa rentable que les permitiese diversificar y complementar sus producciones de otros periodos del año. El punto de partida de las primeras plantaciones se situó en Almería, en producción de invernadero de la mano de uno de sus socios en la zona.

Gracias a una cuidadosa planificación, al diseño de un programa de producción y comercialización, además de la puesta en marcha de una campaña de imagen y la creación de una marca, nació el programa de sandías sin pepitas Bouquet. Todo un referente 30 años después, y una fuente de inspiración para las empresas que hoy día también incluyen esta categoría de producto en su oferta. A las producciones almerienses de abril dan continuidad las de cultivo al aire libre de Murcia, Comunidad Valenciana y Castilla-La Mancha hasta el mes de octubre.

Alimer y Agroter son las entidades socias de Anecoop en la Región que están integradas en el programa Bouquet. Entre ambas, suman en torno a 70.000 toneladas de sandías sin pepitas, un 45% del volumen total previsto por la cooperativa de segundo grado para este ejercicio en todas sus zonas de producción.

Tres décadas de crecimiento

De las 5.500 toneladas comercializadas en 1993 en nueve países Anecoop ha pasado a vender 148.500 toneladas en el año 2021 en 27 países. De un solo tipo de sandía, la roja rayada, ha pasado a disponer de una gama que incluye la rayada de carne amarilla, la mini, y la negra de carne roja, tanto en cultivo convencional como Bio.

Y es que la realidad de la fruta estrella del verano, cambió para siempre hace 30 años y con ello, el atractivo y las posibilidades de su disfrute en toda Europa, constituyendo para Anecoop una de sus líneas de trabajo más importantes en apoyo a una agricultura 100% nacional.