La sentencia estima dos de los tres recursos planteados por el Frente Polisario aunque mantiene la aplicación durante un periodo máximo de dos meses para “preservar la acción exterior de la Unión y la seguridad jurídica de sus compromisos internacionales”. En este sentido, el documento recalca que ambos acuerdos “tienen efectos directos sobre la situación jurídica del Frente Polisario en su calidad de representante de ese pueblo y de parte en el proceso de autodeterminación de dicho territorio”.

La Unión Europea argumento para defender estos acuerdos que había consultado a la “población afectada” y que había recibido su visto bueno. Sin embargo, la sentencia del TUE resalta que “no puede considerarse que las gestiones emprendidas por las autoridades de la UE antes de que se celebraran los acuerdos permitieran obtener el consentimiento” del pueblo saharaui.

Satisfacción en COAG

Desde COAG, Miguel Blanco, su secretario general, ya se ha pronunciado al respecto de esta sentencia y señala que se trata de “una buena noticia para el sector agrario y nos viene a dar la razón por segunda vez”.

Es por esto que desde COAG exigen que “se paralice el acuerdo UE- Marruecos hasta que se garantice que los productos provenientes del Sáhara Occidental no entran en Europa como productos marroquíes”.

Estabilidad comercial

Poco después de conocerse la sentencia, tanto la Unión Europea como Rabat han anunciado que tomarán “las medidas necesarias” para garantizar un marco jurídico que proteja la “estabilidad comercial” en sus relaciones, pese al mazazo jurídico que supone el veredicto (que puede ser recurrido por ambas partes).

"Estamos plenamente movilizados para continuar con la cooperación entre la UE y el Reino de Marruecos, en un clima de serenidad y compromiso, para consolidar la asociación euromarroquí lanzado en junio 2019", han asegurado en una declaración conjunta el Alto Representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrell, y el ministro de Exteriores marroquí, Nasser Bourita.

No en vano, durante las cuatro décadas de ocupación de Marruecos, Bruselas se ha mostrado reacia a criticar al país alauita por ser un socio preferente del bloque comunitario. Sin embargo, la crisis migratoria del julio pasado en la valla de Ceuta tensó las relaciones. Y no son pocos los que en el sector agrícola consideran que Marruecos ha estado usando el control migratorio o el control de posibles amenazas terroristas como moneda de cambio con Europa que le permitiría así la entrada de producto agrícola, en detrimento de las cotizaciones nacionales de productos como el tomate.

A. Fernández